Primero fue el tradicional “Muchachos…” y después, la emoción repiqueteó al extremo cuando empezó a sonar “La mano de Dios”. Mientras tanto, los hinchas argentinos no paraban de cantar, de gritar y de festejar. Y los colombianos comenzaban a dejar lentamente vacíos esos lugares que habían ocupado con mucho optimismo, gritándole “anciano” a Messi cuando se fue con el tobillo “hecho pelota” o “argentinos maricones” a todos.
Luego llegó el turno de James Rodríguez, elegido como el mejor jugador aunque no haya alcanzado un buen nivel en esta final. Es que los volantes argentinos presionaron muy bien en el medio, le quitaron espacios y terminó siendo más importante Juanfer Quintero cuando entró. Pero el torneo de James fue muy bueno y eso fue lo que pesó, por encima de esta actuación y de este resultado.
Luego, se esperó el gran momento: Argentina campeón de América, con Messi estropeado por ese tobillo que se parecía al de Maradona en el Mundial de Italia y que lo sacó de la cancha cuando todavía restaba muchísimo tiempo por jugar. Pero no importó. Este equipo se acostumbró al éxito, con Messi incluido pero no siendo una pieza determinante. Necesario, desequilibrante (no tanto en este torneo), pero con un equipo atrás que lo respaldó. Y muy bien.