La Condición del Espectro Autista (CEA) se encuentra dentro de los desafíos del neurodesarrollo y, si bien hasta el momento no contamos con una única causa a partir de la cual podemos explicar su origen, si se lo detecta y diagnostica tempranamente se pueden lograr mejoras notables en la calidad de vida de quienes lo presentan y de sus familias. Cuanto antes comience a tratarse esta condición, mejor será la respuesta del paciente y se podrán alcanzar cambios más significativos y funcionales para su desarrollo.
En general, esta condición suele afectar el modo en que se perciben los acontecimientos, lo cual provoca que quienes lo presentan suelan tener ciertas dificultades al momento de intentar relacionarse con otros, de comunicarse y adaptar su conducta en función de las diferentes situaciones que deben atravesar. Se trata de un cuadro cuya prevalencia ha aumentado en los últimos años, estimándose actualmente que 1 de cada 36 (CDC 2020) nacimientos presentan características propias del trastorno. Por lo que, tiene su inicio en la infancia y, además, la expresión clínica varía según la edad y el desarrollo del niño.
Los tipos de comportamiento que mayoritariamente se observan en niños con el trastorno suelen ser repetitivos y estereotipados. Sin embargo, es necesario comprender que esta condición no se presenta de una única manera. En general, las personas que la presentan no manifiestan iguales signos y síntomas, sino que estos varían según cada individuo, resultando ser más sutiles o hasta casi imperceptibles en algunos de ellos.
Por esta razón, nos referimos al CEA como una condición de espectro, dado que existen diversos grados de severidad. Las dificultades sociales se expresan de formas diversas, tales como la falta de contacto visual, expresiones faciales, déficit en la comunicación y complejidad en la facultad para compartir intereses. También pueden presentar alteraciones motoras y sensibilidad excesiva a ruidos, luces, texturas, sabores, etcétera. Es frecuente además que el trastorno se identifique en ocasiones en las que el niño no responde al ser llamado por su nombre, tiende a tener una persistencia en hacer referencia a ciertos tópicos de conversación, entre otras cuestiones.
En general, las personas que presentan el cuadro no manifiestan iguales signos y síntomas, sino que estos varían según cada individuo, resultando ser más sutiles o hasta casi imperceptibles en algunos de ellos
En general, las personas que presentan el cuadro no manifiestan iguales signos y síntomas, sino que estos varían según cada individuo, resultando ser más sutiles o hasta casi imperceptibles en algunos de ellos
Aunque en los últimos años se le ha dado una mayor visibilidad al tema, aún queda mucho en lo que trabajar para mejorar las condiciones en las que se desarrollan los chicos con CEA. Como profesionales de la salud, nuestro objetivo es lograr identificar tempranamente a quienes presentan un desafío en el neurodesarrollo, como ocurre en el caso del CEA, para contribuir en pos de que puedan adaptarse de la mejor manera al contexto social, alentarlos y darles las herramientas necesarias para fomentar en ellos las habilidades sociales que el contexto en el que se desarrollan les demanda.
Para ello, es importante contar con el apoyo de su entorno y de la sociedad en general, que conjuntamente debería poder adaptar el contexto a las características de estas personas. Si nos preguntan “¿qué es lo que necesita un niño con condición del espectro autista?”, la respuesta es que requieren lo mismo que otros niños, pero, es necesario que se implementen iniciativas que contribuyan a comprenderlos, hacerlos sentir incluidos y escuchados. Necesitan que se reduzcan los niveles de estrés, al preservarlos de ruidos, por ejemplo, que puedan afectarlos o de situaciones que les puedan ocasionar malestar.
El CEA puede expresarse en los niños, antes de los tres años y se mantiene, al ser una condición del individuo, a lo largo de la vida, sin embargo, las disfuncionalidades pueden mitigarse con el abordaje específico. Algunos niños muestran signos de CEA en los primeros 12 meses de vida. En otros, puede que los síntomas no aparezcan hasta los dos años o después. El tratamiento de la Condición del espectro autista debe abarcar el trabajo conjunto de diferentes áreas y disciplinas como la Neuropsicología, la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC), Tratamiento del Lenguaje, Grupos de Habilidades Sociales, terapia ocupacional con integración sensorial y Tratamiento Farmacológico, en caso de que así lo requiera el paciente.
Es fundamental resaltar la importancia del diagnóstico temprano y de la necesidad de que socialmente se pueda adaptar el contexto que rodea a quienes presentan CEA a sus necesidades, lo cual resulta indispensable para colaborar en facilitarles el acceso a aquellas actividades que realicen y a que puedan desarrollar un día a día dentro de la mayor funcionalidad posible, favoreciendo su inclusión social y participación.
(LaNación)