La profesora Doris Rivadeneira Bueno, docente de la carrera de Óptica y Contactología del Departamento de Física la UNS, fue premiada como “Mejor Educadora de las Américas en 2025” en el campo de la disciplina dedicada a la adaptación de lentes de contacto.
Actualmente integra los equipos de las asignaturas Contactología l y lI, y la Práctica Social. Su faceta docente se proyecta además hacia acciones solidarias con un alto impacto social: encabeza el proyecto de extensión “Ayudemos a ver mejor”, que recolecta y acondiciona anteojos para distribuirlos entre quienes no pueden acceder a ellos.
El reconocimiento continental, otorgado por la Asociación Internacional de Educadores en Lentes de Contacto (IACLE, su sigla en inglés), le fue entregado durante el Congreso que la Academia Americana de Optometría celebró en Boston (Estados Unidos), en octubre pasado.
“Desde que en mayo supe que había ganado el premio, no lo podía creer”, dijo a Enfoque U la docente, que es la primera del país en recibir un galardón que -espera- puede abrir “puertas a alianzas estratégicas”.
Durante la estadía en Boston, ejemplifica, “tuve la oportunidad de compartir esta premiación con la doctora Raquel Gil-Cazorla, ganadora por Europa, y el profesor Philip Morgan, presidente de IACLE y reconocido investigador a nivel mundial, con quienes intercambié experiencias valiosas”.
Nacida en Colombia en 1983, Rivadeneira Bueno llegó a la Argentina en 2008, para acompañar a su esposo en Puerto Belgrano. Durante un lustro siguió trámites que le reportaron un reconocimiento parcial del título de Optometría obtenido en su tierra natal: sólo le fue revalidada su profesión de contactóloga.
El obstáculo burocrático no la disuadió del objetivo. “Decidí aprender la profesión de óptico para poder ejercer aquí, haciendo cursos y capacitaciones mientras trabajaba en ópticas para conocer el ámbito desde cero”, relata hoy.
Tras una década de esfuerzo, recuerda, “recibí la propuesta para ser docente de contactología en la UNS”. Su profesor en esa materia en la Universidad de La Salle resultó una palabra determinante en la decisión de aceptar el desafío: le aconsejó integrarse a la IACLE, para acceder a recursos educativos y actualizaciones en la disciplina.
“Fue un gran reto, porque las herramientas con las que contábamos eran muy limitadas: un aula, mi carpeta con apuntes, algunos instrumentos que traje de Colombia y un gran compromiso”, señala.
Óptica de construcción
Su relato no olvida a las primeras alumnas, con quienes visitó ópticas bahienses en busca de donaciones. Encontró respuestas: “nos regalaron lentes de contacto, otras prestaron instrumentos, y una óptica que cerraba donó sus equipos. Así comenzamos”, narra.
Paulatinamente, agrega, el Departamento fue adquiriendo equipos y recibiendo donaciones, de modo que en la actualidad “nuestros estudiantes no solo cuentan con un laboratorio con el 80% de los equipos necesarios, sino que también tienen la oportunidad de capacitarse continuamente gracias a la visita anual de laboratorios y a la participación en encuentros de investigación donde han obtenido excelentes resultados”.
La asistencia a actividades académicas en la Argentina y Latinoamérica, explica Rivadeneira, acercaron nuevos elementos a la entonces incipiente carrera, sumando contactos y estrategias de enseñanza.
En 2019 volvió a su alma máter, y tras el paréntesis obligado por la pandemia realizó otras visitas a clínicas y laboratorios universitarios en Colombia y Estados Unidos, retornando a la UNS con ideas frescas y nuevos proyectos. “Me impresionaron mucho las instalaciones, los instrumentos y los espacios diseñados para la observación y análisis en tiempo real durante la práctica de los alumnos, similares a una cámara Gesell” ,apunta sobre lo recogido en aquellos viajes.
Satisfacción presente y futura
La experiencia docente marcó tanto sus días que decidió dejar el trabajo en ópticas. En la docencia, explica, encuentra “la mayor satisfacción personal”. Para su vida, define sin dudas, la UNS es “un lugar de crecimiento y formación que valoro profundamente”.
Con siete años de pertenencia a la comunidad de la UNS, imagina su futuro como un camino de formación permanente, y planea “continuar participando en encuentros académicos relacionados con la salud visual, para seguir brindando una educación de calidad y representar con orgullo a nuestra universidad y a la profesión”.




