El empresario y productor musical Osvaldo Catini falleció este sábado a los 76 años. Su nombre quedó ligado durante décadas a la noche bahiense, al tango y a distintos proyectos que marcaron la vida cultural y social de la ciudad.
Una trayectoria construida desde el trabajo
Nacido y criado en el barrio Noroeste, su perfil emprendedor se consolidó al proponer la refacción de un salón abandonado del Club Almafuerte, que luego se transformó en el salón “Sueños”. A partir de allí, su nombre empezó a ganar notoriedad en el ámbito nocturno local, especialmente con los boliches Impacto y Nativo, que funcionaron en el Club Olimpo y alcanzaron gran popularidad.
Entre el tango y la noche
Catini también fue propietario del histórico Rosini, espacio emblemático de la noche bahiense, y productor del programa “Tango en la Bahía”, desde donde impulsó concursos y actividades vinculadas al género. En esos proyectos encontró un espacio para promover nuevos talentos y sostener una actividad cultural que consideraba fundamental para la ciudad. Hizo posible además la entrega del Martín Fierro de Cable en ese salón dónde se dieron cita múltiples artistas.
Un legado marcado por la perseverancia
En sus últimos años permaneció ligado a la producción cultural, especialmente al tango, y continuó promoviendo iniciativas que buscaban abrir espacios a jóvenes artistas. Su figura dejó una marca en la vida nocturna, en el ambiente del tango y en aquellos proyectos comunitarios en los que apostó de manera discreta pero sostenida.
Osvaldo Catini deja una trayectoria atravesada por el trabajo, la resiliencia y el impulso a la creación de espacios de encuentro en Bahía Blanca.



