Una especialista en química de los materiales y uno en inteligencia artificial fueron los dos únicos argentinos en un grupo de 20 científicos de todo el mundo que participaron de una reunión para establecer una red académica mundial en apoyo de la Convención sobre las Armas Químicas (CAQ). La doctora Carolina Waiman y el doctor Axel Soto son, además, investigadores de la Universidad Nacional del Sur y el CONICET. El Technical Meeting of Experts to Establish a Global Academic Network in Support of the Chemical Weapons Convention se realizó a comienzos de noviembre por iniciativa de la Organización para la Prohibición de las Armas Químicas (OPAQ) en el nuevo centro y laboratorio que esa entidad posee en Países Bajos. En la foto que encabeza la nota, posan a ambos lados de Silvina Coria, directora de la Oficina de Supervisión Interna de la OPAQ.
Waiman se especializa en el estudio y remoción de contaminantes, es docente en el Departamento de Química e investigadora en el Instituto de Química del Sur (UNS-CONICET), y Soto en minería de datos y aprendizaje automático y da clases en el de Ciencias e Ingeniería de la Computación, además de pertenecer al Instituto de Ciencias e Ingeniería de la Computación (UNS-CONICET). La selección de los participantes contó con el aval de la autoridad nacional, que en Argentina depende de los Ministerios de Defensa y de Relaciones Exteriores.
La participación de científicos en paneles asesores de organismos internacionales de todo tipo es una tendencia cada vez más consolidada, y es conocida como una de las nuevas áreas de la “diplomacia científica”. Este concepto reconoce que las y los investigadores y profesores, en su trabajo cotidiano, ya no solo forman profesionales y generan conocimiento técnico, sino que también deben desenvolverse y contribuir con diversos foros de discusión en un escenario global complejo, atravesado por tensiones geopolíticas, culturales, económicas y sociales.
Entrevistados por Radio Universidad, contaron que “hubo una selección en donde participamos 20 personas de distintas áreas del planeta y la idea es comenzar a formar una red para divulgar lo estipulado por la Convención de Armas Químicas, que es un tratado internacional que firmó nuestro país en 1993”. La Convención prohíbe el desarrollo, la producción, el almacenamiento, la transferencia y el empleo de armas químicas, y se dispone además la destrucción de estas armas en un plazo de tiempo específico.
“Estos encuentros se enfocan en el rol de la ciencia, la educación y la diplomacia. Específicamente, en cómo los científicos en el mundo podemos aportar a este tipo de organizaciones y ayudar en la confección de políticas globales de prevención y educación”, explicó Waiman. Para la OPAQ la educación y la divulgación son los principales pilares para prevenir la proliferación, que es una de las misiones de la organización. “Nosotros, como docentes e investigadores, somos formadores de químicos, de ingenieros químicos, de profesionales que van a desarrollar tareas relacionadas con distintas sustancias desde muchas disciplinas, y el objetivo es formarlos para que hagan un uso ético y responsable de la ciencia. Y también somos formadores de quienes tendrán poder de decisión para establecer políticas públicas”, agregaron los científicos.
Sobre su especialidad el doctor Soto explica que “desde un punto de vista computacional, investigamos para intentar predecir el comportamiento a nivel de actividad farmacológica o a nivel de propiedades físico-químicas que pueda tener un compuesto químico, sobre todo un compuesto químico que sea usado como un medicamento, pero los modelos son aplicables a cualquier tipo de molécula, lo que puede abarcar el estudio de un posible uso peligroso”.
Por su parte, la doctora Waiman se especializa en estudios de retención y liberación de contaminantes sobre minerales del suelo y en la fotoquímica para la fotodegradación de contaminantes también presentes en agua. “No son específicamente armas químicas, obviamente, pero si trabajamos con sustancias que tienen potencial destructivo”.
Sobre la agenda del encuentro explicaron que “las acciones no nos competen solamente a los 20 que estábamos ahí, sino que la idea es que eso sea global para todos los firmantes de la convención. El trabajo se organizó en distintos ejes para identificar los desafíos y cómo enfocarlos desde la educación. Las actividades se extendían desde las 8 hasta las 17, orientadas hacia algo en lo que todos estuviéramos de acuerdo, y luego en pensar cuáles serían las posibles actividades en el futuro. Por ahora seguimos vinculados de manera virtual, en lo que resta del año por lo menos hay previstas dos reuniones. Todo esto parte del compromiso que asumimos con el grupo”.
“Es cada vez más importante reflexionar sobre cómo los métodos basados en IA están transformando la industria química y, a su vez, el panorama definido por la Convención de Armas Químicas. La creciente influencia de la IA en las disciplinas científicas ofrece oportunidades extraordinarias, pero también responsabilidades”, valoró Soto.
En este sentido, el investigador enfatizó que “promover la educación, la concienciación y las mejores prácticas en torno al uso pacífico de la ciencia y la tecnología, especialmente la IA, dado su impacto transversal y creciente, es esencial. La ciencia tiene una voz importante en la diplomacia y debe seguir siendo un socio activo en las conversaciones que configuran las normas y la seguridad globales”.
Es la segunda vez que la doctora Waiman participa de una actividad de este tipo. En 2023 fue seleccionada como la única argentina en el taller “Política y Diplomacia para Científicos: Introducción a las Prácticas de Investigación Responsable en Ciencias Químicas y Bioquímicas”, realizado junto a 15 colegas de otros países.
¿Qué es un arma química y dónde se encuentran?
Un arma química es una sustancia química que se utiliza para causar intencionalmente daños o la muerte por medio de sus propiedades tóxicas. Mientras la Organización para la Prohibición de Armas Químicas (OPAQ) declara que en 2023 se encontraban destruidos todos los arsenales declarados de esta amenaza, también advierte que en los conflictos en curso en Ucrania y en Medio Oriente se ha denunciado el uso de sustancias no declaradas.
En julio de 2023, la OPAQ verificó la destrucción irreversible de todos los arsenales declarados de armas químicas. Sin embargo, según se admitió en el panel de apertura del encuentro al que asistieron Waiman y Soto, este logro no permite la complacencia. “Las nuevas realidades de seguridad y el riesgo de resurgimiento de las armas químicas exigen vigilancia y medidas adicionales. Durante la última década, a pesar de nuestros logros colectivos, se han utilizado armas químicas en varios países. En la guerra en curso en Ucrania, existen acusaciones de uso de armas químicas por ambas partes”, advirtió la Directora General Adjunta de la OPAQ, Embajadora Odette Melono.
Además, explicó que “tras la nueva situación en la República Árabe Siria, la Secretaría Técnica está trabajando con las autoridades provisionales para determinar el alcance total del programa de armas químicas de la era de Assad y verificar su destrucción. Un desafío particular en Siria, y en otros lugares, es el riesgo de que las armas químicas caigan en manos de actores no estatales. La amenaza del terrorismo químico sigue, lamentablemente, presente”.



