Inundaciones feroces, una suba gradual, pero constante de la temperatura global y olas de calor extremas nunca antes registradas son la combinación explosiva por la cual varias ciudades costeras quedarán bajo el agua hacia 2100 como resultado del cambio climático.
El Grupo Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC) advierte que, en apenas 75 años, el globo terráqueo cambiará de forma rotunda. Este poderoso llamado de atención es –junto a la situación crítica de deforestación en el Amazonas– uno de los temas más candentes tratados en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Clima (COP30), llevada adelante hasta el 21 de noviembre de 2025 en Belém, Brasil.
En este marco, los mapas confeccionados por Climate Central –que analizan distintos modelos para estimar el incremento del nivel del mar y combinan datos observacionales con proyecciones basadas en procesos menos conocidos, como el colapso de plataformas de hielo– vaticinaron cuáles serán las ciudades más afectadas en 2100 por la subida del nivel del mar.
Por ejemplo, para estas estimaciones, se tuvo en cuenta lo que podría pasar con el glaciar Thwaites, en la Antártida, conocido como el “glaciar del fin del mundo”. Su eventual derretimiento acelerado podría contribuir en gran medida a la subida de los océanos.
Los expertos en ciencias ambientales recurrieron a la integración de múltiples enfoques en una “caja de probabilidades”.
Según estas proyecciones, en América del Sur, peligran ciudades como Barranquilla, Colombia; Maracaibo, Venezuela; Río de Janeiro, Brasil; Punta del Este, Uruguay; y parte de la provincia de Buenos Aires, Argentina. Si nos enfocamos particularmente a nivel local, las localidades costeras como Mar del Plata, Pinamar, Villa Gesell, Berazategui, Ensenada, Florencio Varela, Lanús, Quilmes, Tigre y Bahía Blanca dejarían de existir.
Los informes mencionan también un escenario hipotético para América del Norte. Más precisamente, en Estados Unidos, ciudades como Nueva Orleans, extensas zonas de Florida y áreas costeras de Texas podrían sufrir graves daños debido a la incapacidad de sus actuales sistemas de protección para contener el aumento del nivel del mar.
Cruzando el océano Atlántico, en Europa continental, la situación es igual de alarmante. Regiones costeras densamente pobladas, desde Calais, Francia, hasta el sur de Dinamarca, en donde Ámsterdam sería una de las más perjudicadas, podrían quedar sumergidas. En Italia, el caso de Venecia es particularmente preocupante, ya que la ciudad ya enfrenta inundaciones frecuentes y su desaparición bajo el agua parece cada vez más probable antes del 2100.
En el Reino Unido, varias áreas de Londres, incluidas Bermondsey, Greenwich, Battersea y Chelsea, estarían en riesgo de inundaciones crónicas. A pesar de que esta urbe cuenta con defensas avanzadas, la magnitud del incremento del nivel del mar podría sobrepasarlas.
Más al este, en Asia, algunas de las ciudades más grandes del mundo enfrentan un futuro incierto. Yakarta (Indonesia), Bangkok (Tailandia) y Mumbai (India) ya padecen inundaciones recurrentes que afectan la infraestructura y la economía local. Un incremento aún mayor del nivel del mar podría volver inhabitables amplias zonas de estas megalópolis, lo que provocaría desplazamientos masivos de población.
En Oceanía, pequeñas naciones insulares están en peligro de desaparición. Malé, la capital de Maldivas, y Funafuti, la ciudad más importante de Tuvalu, podrían quedar completamente sumergidas antes de que finalice el siglo, lo que forzaría a sus habitantes a convertirse en refugiados climáticos.
(Infobae)



