La aparición de 26 orcas muertas, pertenecientes a una variedad sumamente rara, en una playa del norte de Tierra del Fuego, ha provocado una gran sorpresa en la comunidad científica.
El hecho es considerado inusual, ya que no existen precedentes en la región y se registran muy pocos antecedentes similares a nivel mundial.
El proceso comenzó con el hallazgo de dos ejemplares del «ecotipo D«, una variante muy infrecuente de orca. Fueron guardaparques provinciales quienes los detectaron en Bahía San Sebastián, dentro de la Reserva Provincial Costa Atlántica, durante una recorrida de rutina.
Este descubrimiento inicial activó las alertas del Centro Austral de Investigaciones Científicas (CADIC-Conicet) y del laboratorio de Investigaciones en Mamíferos Marinos Australes (IMMA). Siguiendo el protocolo, un equipo de especialistas comenzó la tarea de reconstruir lo que había sucedido con los animales.
A ese primer hallazgo se sumó otro semanas más tarde, y la sorpresa de los investigadores se multiplicó: dos docenas adicionales de ejemplares de la misma variedad de orcas fueron localizadas varadas en una zona de difícil acceso, situada al norte del golfo.
Las biólogas del IMMA procedieron a registrar la posición de los animales, determinar el sexo y la clase de edad de cada individuo. Además, tomaron medidas corporales, realizaron fotografías y recolectaron muestras de piel destinadas a ser analizadas en laboratorio.
En una primera inspección visual, las especialistas no detectaron indicios de interacción con actividades humanas. Los cuerpos de las orcas carecían de cortes, hematomas o traumatismos compatibles con golpes de embarcaciones, así como de marcas de redes o cabos de pesca.
Una de las hipótesis que se baraja sobre la causa del varamiento apunta a factores naturales, como una desorientación provocada por las mareas o la geografía particular de la bahía. «La Bahía San Sebastián tiene muy poca pendiente y mareas de más de 17 metros. Si las orcas ingresaron con marea alta y bajó rápidamente, pudieron quedar atrapadas«, detalló en una radio local Mónica Torres, técnica del equipo de guardaparques.
Otro factor natural que se considera es el cambio climático, el cual altera las corrientes, la temperatura y la disponibilidad de presas en el Atlántico Sur. Asimismo, se investiga la posibilidad de que ocurriera alguna interferencia acústica, generada por embarcaciones o sonares, que pudiera haber afectado el sistema de ecolocalización de las orcas.
El primer varamiento documentado de esta clase de ejemplares data de 1955, en la costa de Nueva Zelanda, donde se encontraron 17 animales. El segundo evento tuvo lugar en el estrecho de Magallanes e involucró a un total de 9 individuos.
(Noticias Ambientales)