Luis Caputo y su equipo fueron y volvieron desde el Ministerio de Economía a la Casa Rosada al menos dos veces entre el mediodía y la tarde de este lunes, en un día de ritmo frenético de reuniones en el gabinete mientras los mercados atravesaban un día de ventas masivas en bonos y acciones por el shock de la derrota oficialista en la provincia de Buenos Aires.
El primer día de actividad financiera transcurrió con una fuerte presión hacia los activos argentinos, lo que provocó un aumento del riesgo país. El mercado cambiario registró una suba -aunque no dramática- que acercó al dólar un poco más al techo de la banda cambiaria pero sin que haya algún jugador en la city que se anime por el momento a testearla.
Según pudo reconstruir en base a fuentes del mercado y en consultas con distintos despachos oficiales, el Gobierno se habría mantenido al costado de la plaza cambiaria sin intervenciones directas por la vía de ventas directas de divisas por parte del Tesoro. Sí hubo, admitieron en el Poder Ejecutivo, actividad en contratos de dólar futuro.
El inicio de la semana estuvo marcado, además de la respuesta del mercado, en una reunión con las autoridades del BID, uno de los bancos más comprometidos con financiamiento directo al Estado argentino, con planes de desembolsos de USD 3.000 millones para 2025. El cronograma de esos envíos serán claves hasta fin de año para la dinámica del mercado cambiario.
Por otra parte, el Gobierno dio inicio a la licitación de deuda de esta semana, que tiene vencimientos con tenedores privados por unos 7 billones de pesos. Una primera medida fue, en el Boletín Oficial de este lunes, oficializar un canje de Lecaps al BCRA, poseedor de algunos de los títulos que vencían esta semana. A cambio, el Tesoro le entregó una canasta de tres bonos: 20% en una Lecap a noviembre, 40% en una a enero y 40% en otra letra a febrero.
Un segundo paso fue publicar ante el mercado cuál será la oferta a los inversores para pulsear por la tasa de interés y la cantidad de pesos. Habrá en el menú tres Lecaps (a fines de octubre, mediados de noviembre y mediado de enero), una Tamar, que replica la tasa de los plazos fijos mayorista a diciembre; un Boncer a marzo próximo y dos títulos atados al tipo de cambio, en caso de que haya inversores que busquen resguardo cambiario. Todos los bonos en la operatoria tendrán vencimientos luego de las elecciones legislativas nacionales del 26 de octubre.
Faltaría, especulan en el mercado, un tercer paso: asegurarse un resultado positivo de la licitación por medio de medidas de tipo monetaria, como sería un nuevo reajuste del nivel de encajes bancarios, por ejemplo remunerados. En los despachos oficiales reconocieron que es una opción a mano para el BCRA porque, indicaron, la prioridad es que no haya en este contexto posibilidades de pesos sueltos que presionen la banda cambiaria, pero su concreción no fue confirmada.
La seguidilla de recalibraciones en el nivel de encajes durante el proceso de mega apretón monetario, según estimaciones de mercado, ya elevó el mínimo de depósitos inmovilizados por parte de los bancos a su mayor nivel desde 1993.
Lecturas de mercado post derrota
El escenario económico y financiero posterior a las elecciones abrió un compás de espera en los mercados. Según Abeceb, en el corto plazo “se genere un clima de mayor incertidumbre”. Los agentes interpretaron que el resultado reconfiguró equilibrios internos y, en ese contexto, tendieron a adoptar estrategias de wait and see, como la postergación del consumo durable, la retracción de inversiones privadas y una menor demanda de importaciones. Ese cuadro derivó en mayor volatilidad en el frente financiero, con presiones cambiarias y de cobertura, aunque la consultora señaló que el gobierno aún contaba con “herramientas fiscales y monetarias suficientes para contener desvíos”.
Hacia adelante, Abeceb sostuvo que el resultado de octubre continuará siendo el hito que definirá los cambios estructurales. El alcance y el timing de las reformas laboral, previsional y tributaria dependerán de los consensos políticos que el oficialismo logre construir. En el plano político, el resultado obligó al Ejecutivo a recalibrar su estrategia, reforzar vínculos con los gobernadores y emitir señales más claras de conducción.
La consultora fundada por Dante Sica apuntó que el régimen cambiario seguirá siendo administrado con pragmatismo, combinando ventas, encajes, futuros y ajustes tácticos, mientras se mantenga la disciplina fiscal y la prioridad de sostener la estabilidad de precios y tipo de cambio, incluso a costa de enfriar la actividad.
Adcap Grupo Financiero puso el foco en los riesgos cambiarios. Señaló que si el tipo de cambio alcanzara el techo de la banda “podría marcar un punto de inflexión” y llevar al Gobierno a considerar la reintroducción de restricciones recientemente levantadas, como el cepo. Recordó que en 2019 se limitaron las compras de divisas a USD 10.000 por persona para acotar el costo político, mientras que en la actualidad la demanda mensual de atesoramiento se estimó en USD 5.000 millones.
“Abandonar las bandas luce poco probable, ya que la política sigue anclada en un esquema enfocado ante todo en bajar la inflación”, advirtió el informe. El principal riesgo, según el grupo financiero, pasó a ser el financiamiento del Tesoro en un contexto de demanda de pesos en mínimos históricos, lo que equivale a cerca de USD 11.000 millones al tipo de cambio del techo de la banda.
El banco UBS fue uno de las entidades financieras internacionales que tomó nota de la dura derrota electoral oficialista, aunque planteó un escenario menos pesimista que sus pares. El banco suizo evaluó que, a corto plazo, los activos argentinos seguirán bajo presión. Sin embargo, remarcó que considera al oficialismo bien posicionado para obtener una proporción significativa de escaños en las elecciones de octubre.
“El progreso del gobierno en la consecución de la estabilidad macroeconómica y un proceso histórico de desinflación sigue siendo su mayor activo”, sostuvo la entidad. A pesar del aumento de los riesgos, UBS mantuvo su escenario base de “sólidas rentabilidades positivas para los bonos argentinos en dólares estadounidenses en un horizonte de 6 a 12 meses”.
FUENTE: INFOBAE