La llegada de la inteligencia artificial en el ámbito educativo está cambiando la manera en la que los estudiantes estudian y hacen trabajos o en la que son evaluados. En respuesta al uso masivo de herramientas como ChatGPT para hacer trabajos prácticos o resolver exámenes, algunas universidades en Estados Unidos están volviendo a un método tradicional: los exámenes escritos a mano y los orales presenciales.
El regreso a los métodos habituales de antaño se presenta como alternativa al creciente uso indebido de la inteligencia artificial (IA), un fenómeno cada vez más común en universidades y centros educativos que ha creado un desafío nuevo para docentes e instituciones.
La preocupación principal radica en que los estudiantes puedan apoyarse en herramientas de IA para obtener respuestas rápidas y completas, lo que podría afectar la valoración real de sus conocimientos y habilidades.
Encuestas recientes indicaron que hasta un 89 por ciento de los alumnos usó de alguna forma la inteligencia artificial en sus tareas. Esto va desde correcciones gramaticales hasta la redacción completa de trabajos.
«La inteligencia artificial forma parte del mundo profesional al que los estudiantes se van a incorporar», dijo un decano universitario citado por The Wall Street Journal. «Nuestro trabajo es enseñarles a pensar de forma crítica, incluso con estas nuevas herramientas a su alcance».
Aunque los exámenes escritos en clase vuelven a ganar terreno en varias universidades, el desafío va más allá. Algunas instituciones están experimentando con exámenes orales, trabajos por etapas o sesiones grabadas de elaboración para reducir las oportunidades de usar inteligencia artificial.
La disyuntiva también está presente en España, donde algunas instituciones educativas prohíben a los alumnos el uso de algunos objetos durante los exámenes, como pulseras, relojes digitales y broches, para limitar la posibilidad de su utilización para obtener respuestas a lo que se les plantea en las pruebas.
Al mismo tiempo, la problemática genera objeciones fundadas en cuestiones éticas relacionadas con la privacidad y la autonomía de los estudiantes. Investigaciones han señalado que exagerar los controles puede percibirse como una forma de vigilancia intrusiva, lo que podría afectar la confianza de los estudiantes en el sistema educativo. Por eso algunas universidades están revisando sus políticas de supervisión de exámenes y explorando alternativas menos invasivas. Por ejemplo, la Universidad de Reading en el Reino Unido está desarrollando evaluaciones que incluyen la aplicación práctica de conocimientos en entornos del mundo real.
En este contexto, es esencial encontrar un equilibrio que permita aprovechar las ventajas de la IA en la educación sin comprometer la integridad del aprendizaje y la evaluación. Esto implica no solo implementar medidas como los exámenes escritos a mano, sino también promover el uso ético de la tecnología, desarrollar herramientas de detección de plagio basadas en IA y fomentar habilidades críticas y analíticas en los estudiantes que les permitan utilizar la tecnología de manera responsable y efectiva.