Javier Milei se ocupó de reiterar ayer en medio de la rueda que no habrá intervención por parte del Gobierno hasta que la cotización no toque el piso de la banda cambiaria, es decir los $ 1.000. El anuncio, que en realidad ya había mencionado el propio Presidente en un streaming el día anterior, aceleró el desplome del dólar, que terminó en los niveles más bajos de la jornada.
El tipo de cambio minorista perforó con ganas los $ 1.200. En la última hora la mayoría de los bancos vendían dólares a $ 1.160. Este precio se ubica 14% por debajo del nivel del viernes último, antes de abrir el cepo para el público y el anuncio de una flotación entre bandas de $1.000 a $1.400.
El dólar mayorista cerró a $ 1.135, es decir apenas un 6% por encima del valor del viernes último. Esto llevó al ministro de Economía, Luis Caputo, a festejar que los supermercados le pusieron un freno a las remarcaciones de empresas de consumo masivo. La postura del equipo económico es, por lo tanto, que no se convaliden subas de los productores por la devaluación del tipo de cambio oficial, que está resultando sustancialmente menor a la esperada.
Los mensajes del Gobierno en las últimas horas implicaron una suerte de “doble Nelson” que impacto fuertemente sobre el nuevo dólar. Por un lado, fue el propio Milei el que aclaró que la baja de retenciones es temporal y vence en junio. “Yo le diría al campo que se apure para liquidar”, fue su comentario.
Por lo tanto, es esperable que en los próximos dos meses ingrese un millonario monto por parte de las cerealeras, con el objetivo de aprovechar la menor carga impositiva. Además, la baja del tipo de cambio también lleva a acelerar la liquidación. Es exactamente al revés de lo que sucedió en las últimas semanas, cuando los agroexportadores preferían no liquidar a la espera de un tipo de cambio más conveniente.
Al mismo tiempo, el propio Gobierno echó por tierra las especulaciones de posibles compras del BCRA mientras la cotización se ubique en el medio de la banda. Esta opción está contemplada en el propio acuerdo con el FMI, aunque se hace referencia a situaciones excepcionales.
Sin la intervención del Banco Central y ante la elevada oferta de dólares que se espera, rápidamente el mercado comenzó a vislumbrar la posibilidad que el dólar efectivamente se termine desplomando hasta los $1.000. En ese nivel, el BCRA sí saldría a comprar dólares en el mercado para sostener el tipo de cambio y evitar que caiga por debajo del piso de la banda.
La estrategia se complementa con la suba de tasas que definieron los bancos, que ahora pagan un rendimiento de 38% en pesos. Esta suba por colocarse en pesos y en simultaneo un tipo de cambio a la baja son una nueva invitación para hacer “carry trade”, es decir apostar por fuertes ganancias realizando colocaciones en moneda local. Incluso JP Morgan salió con una recomendación para aprovechar la compra de bonos en moneda local.
Según lo acordado con el FMI, el Banco Central debería comprar cerca de USD 5.000 millones hasta junio, con el objetivo de recuperar reservas netas. Para eso, precisaría que el tipo de cambio toque el piso de la banda y allí empezar a intervenir.
La incógnita que ya está flotando es cómo puede impactar en la economía este nuevo episodio de apreciación cambiaria, incluso en un contexto de mayor inflación. Un dato no menor en este contexto es que las importaciones subieron en marzo 38%, mientras que las exportaciones cayeron 2,5%, lo cual evidencia un problema creciente de competitividad.
FUENTE: INFOBAE