La caída en la tasa de natalidad que viene atravesando Argentina repercute y lo seguirá haciendo en la matrícula de los niveles iniciales de la educación. Así lo indican diversos informes, que señalan que la matrícula viene bajando de forma sostenida en los últimos años y continuará su descenso. Aunque la tendencia tensiona la estabilidad del sistema educativo, especialistas sostienen que podría representar, sin embargo, una oportunidad para redefinir algunas dinámicas escolares, garantizar vacantes para más chicos y chicas, y hasta aumentar el presupuesto por estudiante.
El primer informe en referirse a la situación fue realizado por Unicef Argentina en el marco del décimo aniversario de la obligatoriedad de la sala de cuatro en los jardines de infantes del país. El informe destaca, primero, que desde ese momento los niveles de asistencia crecieron del 83 al 91 por ciento, incorporando alrededor de cien mil nuevos alumnos y alumnas al sistema desde su primer nivel obligatorio. El dato siguiente atañe a la cuestión de la natalidad y la matrícula. Según el estudio de Unicef en base a datos oficiales, la natalidad bajó un 36 por ciento entre 2016 y 2022, en línea con la tendencia global, “generando un descenso en la demanda de vacantes en el jardín” con una “caída en la matriculación absoluta en sala de 4 desde 2020 y en sala de 5 desde 2021″.
Los gráficos muestran que la cantidad de matriculados en sala de cuatro superaba los 650 mil alumnos y alumnas en 2020 y bajó a poco menos de 600 mil en 2023. Hasta 2019, por el contrario, la matriculación venía creciendo ininterrumpidamente. Otro informe del Observatorio Argentinos por la Educación realiza un diagnóstico similar, pero para el nivel primario. Allí se destaca que entre 2014 y 2022 se observa una caída del 31 por ciento, “como reflejo directo de la caída de la natalidad“. La proyección de ese estudio en base a las cohortes de nacimiento actuales indica que la tendencia a la caída seguirá consolidándose en los próximos años.
Según la proyección del informe, esta última opción podría llegar a marcar una drástica reducción para los próximos años. En la Provincia de Buenos Aires, por ejemplo, 2019 tuvo un promedio de 26 alumnos por curso en los primeros niveles, lo que podría bajar a 15 en 2027 si se aplica la redistribución de los estudiantes. En la Ciudad bajaría de 23 a 13 estudiantes por división para el mismo año. El informe destaca que diversos estudios “muestran que reducir el tamaño de las clases mejora significativamente el rendimiento académico de los estudiantes en las primeras etapas de su educación”.
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