Carina Zabaloy, Bibliotecaria de la Sociedad de Fomento y Biblioteca Popular del barrio Universitario, relató lo devastador que fue llegar y encontrarse con el espacio luego de la inundación, “Acá en barrio Universitario fue tremendo, nosotros como institución fue devastador ver cómo había quedado, entrabas y veías las marcas, todo el patio, administración, baños, salón de estudios, porque no era solo el barro y el agua sino que se cayó el techo, entrar a la cocina y ver el frezzer dando vueltas, la heladera volcada, las puertas que habían arrancado los bajo mesadas, los vajilleros que estaban cerrados con llaves, abrirlos y que salga todo negro y perdimos mantelería, vajillas, tremendo”.

Agradeció también la cantidad de gente, desconocida para ellos, que se sumó a limpiar, “Los primeros días hubo mucha gente que pasaba y nos decían si necesitábamos ayuda, mucha gente joven, desde nuestros socios y comisión directiva estaban todos con sus casas, así que la mano fue de gente que no conocíamos, la primera semana fue tremendo ver la cantidad de gente joven sacando barro, limpiando, tratando de poner a tono todo, el ingreso a la institución, a la biblioteca que no podíamos ingresar. Fueron 15 días a puro trabajo”.

Afortunadamente la biblioteca no fue tan afectada, aunque sí tuvieron muchas pérdidas de libros, “La biblioteca por suerte está en un primer piso, subir te daba miedo porque no sabían con qué te podías encontrar ya que hasta el quinto escalón había agua, cuando entramos a la biblioteca estaba bien, pero tuvimos dos goteras muy grandes, una que terminó haciendo un agujero más grande en el yeso, en la sala de lectura, que eso ya habíamos tenido problemas con el granizo, había un balde que contuvo el agua, pero tuvimos otras goteras. Teníamos un techista trabajando esa semana, pero no alcanzó por lo que entró agua y perdí unos 40 libros dentro de la biblioteca porque ese estante se perdió. De cada 10 libros, cinco se perdieron, había casi 150 préstamos y ahí voy haciendo un inventario de lo que se perdió”.

Solicitó que quien pueda ayudar lo haga, ya que necesitan volver a recuperar el espacio para poder generar ingresos en la institución, “Estamos aplicando todas las ayudas posibles, llenando formularios, pidiendo ayuda a la municipalidad, a los socios, a los conocidos, hay una campaña para poder volver con esta fuente de trabajo porque trabajan más de 12 personas en diferentes talleres, y el salón está inhabilitable, sacamos un flyer con todas las bibliotecas para pedir colaboración. Es terrible ver cosas chiquitas que ya no sirven, como una tijera a los techos, los presupuestos son terribles, nos dijeron que el techo son 4 millones de pesos, esta institución se solventa con la cuota societaria que son 2 mil pesos bimestrales, lo que viene de provincia para la biblioteca que de ahí sale mi sueldo y algún que otro subsidio anual. La otra entrada grande era el alquiler del salón para los talleres, eso se perdió, así que no tenemos ingresos ahora”.

“Tenemos donaciones de alumnas que aportan dinero dentro de la cuota también, pero hay que arreglar el techo, las puertas, un frezzer nuevo, no tenemos escritorios, sillas, insumos, mantelería, vidrios, pinturas, la lista es larga”, sentenció.