Luciana García Pasquaré, Licenciada en Nutrición MN 6353, nos brindó las recomendaciones necesarias para tener en cuenta los días de mucho calor, “En primer lugar hay que tener en cuenta que la principal ingesta que tenemos que tener a la hora de hidratarnos es el agua potable, hay alimentos o líquidos que creemos que nos hidratan como las infusiones, café, té, mate y sin embargo si bien proporcionan líquidos, también tienen sustancias que son muy diuréticas y de esa manera genera mayor deshidratación, siempre que hablamos de la ingesta de líquidos es de agua, con un total de 8 vasos aproximadamente”.
Además, resaltó ciertos alimentos que también tienen líquido y ayudan a no deshidratarse, “Todos los alimentos naturales tienen agua, sin embargo, la recomendación se hace sobre el agua líquida, pero tenemos que saber que hay alimentos como las frutas de verano, melón, sandía, durazno, ciruela, las hortalizas verdes, tienen otra concentración de líquidos, incrementar ese consumo nos da mayor cantidad de líquido para consumir durante el día y evitar cuadros de deshidratación”.
“Nosotros trabajamos los cambios de hábitos, eso se da de manera paulatina, es importante saber que esos cambios de hábitos tienen que tratar de lograrlos durante todo el año y no prestarles atención solo en el verano, entonces si nosotros volvemos a cocinar a casa, de manera natural y no tanto de alimentos empaquetados, que son ultra procesados, eso hace no solo traer enfermedades crónicas, sino que al tener mayor concentración de cafeína, sodio, azúcares, lo que hace es llevarnos a caer en cuadros de mayor riesgo de deshidratación”, consideró la licenciada.
En cuanto a los grupos que hay que prestarles mayor atención afirmó que, “Hay tres grupos poblacionales que hay que hacer más hincapié, por un lado, los lactantes, menores de seis meses, necesitan lactancia exclusiva, no es necesario brindarles agua, si a los niños hay que fomentar el consumo de agua, porque normalmente ingieren bebidas azucaradas y después embarazas y personas mayores son dos grupos poblacionales que tienen mayor riesgo, las embarazadas porque cuando cursan un grado de deshidratación tienen consecuencias más complicadas y las personas mayores porque pierden de a poco la sensación de sed, sabemos que la sed es el primer indicador de que tenemos que consumir agua, se dice que cuando tenemos sed ya es un síntoma de deshidratación, hay que hacer un trabajo de mayor prevención en estos tres grupos”.
Por último destacó la importancia de prestar atención sobre los alimentos que consumimos cuando estamos de vacaciones, “En las vacaciones, cuando tenemos pacientes les decimos que pueden relajarse un poco, pero hay que prestar atención a las cuestiones bromatológicas, porque al aumentar las temperaturas hay más enfermedades transmitidas por los alimentos, entonces prestar atención en qué lugares vamos a comer, lavarse las manos, poder lavar las frutas y verduras en nuestro hogar, no perder la cadena de frío, consumir agua segura, entonces además de los hábitos alimentarios que tratamos de sostener durante todo el año y que por ahí en las vacaciones se puede ser más permisivo, sí prestarle más atención a la cuestión bromatológica para no correr con un cuadro de deshidratación por alguna enfermedad transmitida por alimentos”.