Por Fernanda V. ROMÁN, Abogada, especialista en Dcho. Previsional, Seguridad Social, Maestrando en Dcho. de la Vejez. –
Sabemos de lo duro que es tener que tomar la decisión de ingresar a nuestro ser querido a una residencia geriátrica, sabemos, que en la mayoría de los casos se intentó por todos los medios sostener el cuidado y la cobertura de sus requerimientos en su casa, o en la nuestra, hasta que la situación nos desbordo y el consejo médico se orientó en la necesidad de institucionalización.
Cuando las personas mayores comienzan a transitar una vejez frágil y/o dependiente, es donde empezamos a vislumbrar esta posibilidad de ingreso a una residencia que tal vez deberemos tomar en el futuro, en aquellos casos en donde la misma ya no pueda tomar dicha decisión por sus propios medios.
En la mayoría de los casos es muy difícil abordar este tema y resolver esta situación, ya que comenzamos a fluctuar entre la culpa, por ya no poder brindar la cantidad y calidad de tiempo y cuidado que nuestro familiar requiere para permanecer en su domicilio, y los miedos y fantasmas relacionados con la calidad de vida, cuidado y respeto que recibirá en la residencia.
Tenemos que tener presente, que es muy probable, que esta decisión que hoy tomamos esté relacionada con la residencia en la cual la persona viva hasta sus últimos días, por lo que es muy importante el lugar y características que este tenga a la hora de elegir a donde ingresara. –
No debemos perder de vista, que aun ante la fragilidad que pueda presentar en su salud la persona, no resulta ser un objeto de cuidado, sino muy por el contrario, es un sujeto de derechos, que merece ser respetado hasta el último de sus días, tratando de sostener sus deseos y preferencias en cada decisión que se toma, tratando de obtener su opinión y parecer en cada paso que demos, ya que estamos hablando de su destino, de su cuerpo, su intimidad, salud, resumiendo: hablamos de su vida.
Si bien es cierto que proliferan las residencias clandestinas con un servicio muy malo, no es menos cierto que hay muchas otras en donde los cuidados y el trato son de muy buena calidad para nuestro familiar, pero eso no quita que no sepamos bien cuales son algunos de los detalles que a priori deberíamos observar para el ingreso a la misma, y a continuación te detallo algunos que pueden colaborar al momento de la selección:
- Es un buen indicio que la residencia sea flexible a la hora de poder visitar a nuestro familiar, es decir que podamos ingresar sin restricciones horarias o de días, lo que nos dará la posibilidad de chequear el funcionamiento de la misma en todas sus actividades, sin la oportunidad de crear un escenario solo para el horario de visitas. –
- Otro dato a tener en cuenta es el plan nutricional y/o de comidas que nuestro familiar recibirá una vez que ingrese, amén de las posibles restricciones alimentarias que algunas personas sufren y debe ser respetada, tenemos derecho a saber cuál será el tipo, calidad y cantidad de alimentos que nuestro familiar tendrá a su disposición. –
- Es muy importante que se respete la individualidad y la propiedad privada de los objetos personales, tales como ropa, elementos de higiene y perfumería, y cualquier pertenencia que nuestro familiar ingrese, no volviéndose las mismas de uso comunitario, ya que dichas prácticas son más frecuentes de lo que nos gustaría, y generan mucha angustia y vulneración en la persona a la cual no se le respetan sus derechos en este sentido. –
- Las medidas de sujeción no son un mecanismo de cuidado, las mismas solo favorecen al cuidador, pero no mejoran la calidad de vida de la persona, las mismas derivan en estados de mayor depresión, angustia, irritabilidad, perdida de tono muscular, laceraciones, ulceraciones. Existe mobiliario adecuado para minimizar las sujeciones, y también debemos ponderar el riesgo que implica la vida digna. Nadie puede garantizar que no existirá una caída o un golpe, pero si podemos adecuar los espacios y mobiliarios y cantidad de personal necesario, para minimizar las mismas y para que las consecuencias en caso de que se produzcan sean las más leves. –
- Evaluemos las actividades de estimulación física y cognitiva que tienen a disposición, como así también las lúdicas y de esparcimiento, estar obligadamente sentados frente a un televisor no es cuidado, no es estimulación, no es esparcimiento, no es respetuoso de la dignidad de la persona. –
- Tengamos presente los servicios médicos con los que cuenta la residencia, como así también la responsabilidad en la administración de la medicación, y respeto por la titularidad de la misma (más de una vez recibimos quejas por que utilizan la medicación para otros residentes, como así también los pañales, y elementos de cuidado de la salud).
- Indaguemos sobre la antigüedad del personal, una alta rotación del mismo es perjudicial para generar hábitos y confianza en la persona ingresada, sumado al hecho de que nos habla seguramente de alguna irregularidad que hace que el personal desista de prestar servicios en ese lugar, lo que puede significar una alerta para nosotros. –
Estos son algunos puntos a considerar de los muchos que hay, la idea es brindar algunos tips para poder comenzar a trabajar sobre esa decisión a tomar que se nos presenta y debe ser afrontada con la mayor de las responsabilidades y amor posible.