Vecinos del Barrio Evita se muestran cansado y angustiados ante la falta de respuesta y el aumento de robos en el sector.
Sofía Méndez, que lleva adelante el Centro cultural Las Flores, fue la única que se animó a hablar y contar lo que vive hace años. En el último robo, se llevaron una garrafa que según menciona, luego la devolvieron. “Siempre somos perjudicados por dos, y todas las cosas que perdemos son vendidas por una bolsa de falopa, no es porque hay una necesidad”, indicó.
También agrega que, al vivir en un asentamiento, “rara vez hay móviles, no contamos con servicios y hay ausencia del estado”.
La ONG que lleva adelante, funciona en La Niña al 800, pero los reiterados hechos delictivos siempre atentan contra la voluntad de su gran trabajo. “Todo el espacio es autogestivo, uno da un montón de cosas y estoy muy vulnerable. Soy mujer sola, todos saben que ayudo. Es mucho laburo y tiempo y digo, ¿vale la pena?”, sentenció.