Para Alejandro Passarini, titular del Colegio de Ingenieros de la Provincia de Buenos Aires, las razones técnicas esgrimidas por YPF en el comunicado dado a conocer días atrás no tienen “ni el peso ni la entidad suficiente para torcer una decisión cuyas ventajas eran evidentes, como era la construcción de la planta de GNL en Bahía Blanca”.
“Para nosotros”, afirma en referencia a la entidad que preside, “hay tres temas de importancia estratégica, en el mismo nivel: la explotación petrolera off shore frente a Mar del Plata, el canal de Magdalena y la planta de GNL”.
El ingeniero, visiblemente preocupado por el futuro real de la planta, más allá de los anucios, teme que el anuncio de la relocalización en Punta Colorada genere otra demora mayor. A pesar de los anuncios recientes, Passarini todavía se refiere al proyecto de Bahía Blanca en presente, lo que invita a creer que conserva alguna esperanza de que la decisión se revierta.
–Petronas acompaña la decisión de YPF, pero todavía falta conseguir el financiamiento, ¿el cambio de localización incidirá de alguna manera en ese proceso?
–Esto indudablemente va a generar demoras. En el mercado se decía que el financiamiento para la primera etapa, unos 10 mil millones de dólares, Petronas lo tenía resuelto. Ahora, todo está por verse. La primera etapa es la de la licuefacción en buques, hasta la construcción de la planta en tierra. ¿Qué necesita esa operación? Un puerto. ¿Dónde está el puerto? En Bahía Blanca…
–¿Duda de la factibilidad?
–Parece una decisión más destinada a que no se haga que a que se construya en Río Negro. Sería muy triste que lo cajonearan, porque YPF no puede hacerlo sola. No tiene la espalda financiera necesaria.
–¿Las razones técnicas enumeradas en el comunicado son válidas o suficientemente válidas?
–La verdad que son fáciles de refutar. Si el ahorro son unos kilómetros de gasoducto, es mucho menor al costo de hacer todo desde cero. Recordemos que hacer un puerto nuevo encarece el proyecto, que era de 30 mil millones de dólares, en un diez por ciento. El ahorro en longitud del gasoducto es de 3 puntos como máximo. Eso no es todo. En Bahía Blanca hay un puerto de aguas profundas en plena actividad, hay una estructura adecuada, una logística adecuada y una ciudad al servicio de esa operación.
— Entonces, ¿el criterio es político?
–Todo lo que en Bahía es de fácil resolución, en Río Negro es más complejo, costoso y engorroso. Quieren instalar una rivalidad entre dos provincias. Me sorprende que Marin, que es serio, se preste para esto. Nadie niega las postergaciones históricas que sufre la patagonia ni su derecho al desarrollo, pero acá la inmediatez, la velocidad, son factores clave.
–¿A qué se refiere?
–El gas hoy es un commodity. Más que eso, desde el inicio de la guerra en Ucrania, es una estrella, se volvió muy importante. Subrayo hoy. Los países llamados centrales están en pleno proceso de transición energética. Cuando completen ese proceso, ¿qué mercado tendrá el gas de Vaca Muerta? Hoy tenemos en contra, la distancia de los centros de consumo, y a favor el costo de producción más bajo que otros competidores, que permite compensar. Pero eso puede cambiar mañana. Nadie sabe cuánto van a durar estas condiciones favorables. A la vez, esas exportaciones nos garantizarían los recursos para encarar nuestra propia transición energética, ¿si no exportamos, con qué recursos vamos a enfrentar ese proceso? Hoy, el 50 por ciento de nuestra energía depende de combustibles fósiles…
–Pero tenemos un gobierno que niega el cambio climático…
–Efectivamente, eso no ayuda. No se observa una preocupación por el mediano y largo plazo. Los beneficios de la inversión no iban a ser para Kicillof, si esa era la preocupación, porque en el mejor de los casos la planta estaría operativa en 2027, ¿La Libertad Avanza no va a competir en las elecciones bonaerenses de ese año? ¿No tiene expectativas de gobernar la provincia de Buenos Aires?
–¿Se puede prever el ciclo de vida de la planta?
–No, es prácticamente imposible, porque no sabemos cuándo se acaba la demanda. Cuando yo era pibe, en Bragado, para ver la tele en blanco y negro necesitábamos que sople una dirección determinada de viento. Hoy tengo una computadora de bolsillo que llamo teléfono que me conecta con todo el mundo, y otra aún más potente en mi maletín. ¿Qué nos dice eso? Que los cambios se aceleran vertiginosamente.
–¿Hay alguna autocrítica posible?
–Río Negro tuvo un acierto, que fue poner el tema a consideración de toda la sociedad, transformarlo en una causa provincial. Nosotros, a modo de ejemplo, estamos empezando a transitar correctamente ese camino con el Canal de Magdalena. Pero hasta hace un par de semanas, salvo los bahienses y los ingenieros, el resto de los bonaerenses no sabían que existía el proyecto.
(Página12)