Si la decisión de YPF de trasladar la instalación de la planta de GNL a la provincia Río Negro no estaba ya cargada de polémica, se sumará una en puerta: el proyecto, de un altísimo impacto ambiental, se radicará en el Golfo San Matías, un área sensible para una especie protegida como es la ballena franca austral.
A diferencia de Bahía Blanca, que ya cuenta con un desarrollo de infraestructura previo y operativo, al confirmarse la inversión de YPF y Petronas la provincia patagónica deberá desarrollar la infraestructura desde cero, con el altísimo impacto ambiental que conllevará no sólo la construcción del oleoducto, la planta y el puerto, sino también el dragado del Mar Argentino en el estuario del Golfo San Matías.
Pese a que la propia legislación rionegrina prohibía “la instalación de oleoductos, gasoductos u otros ductos para el transporte de hidrocarburos y sus derivados y la construcción de terminales para la carga y descarga de buques”, y la modificó oportunamente ante la posibilidad del desarroyo del proyecto, desde YPF justificaron que “la zona de Sierra Grande aparece como la mejor opción” entre otros motivos por “las bajas interferencias con otras actividades sociales y económicas”.
Además, aseguran que “Río Negro ofreció las condiciones regulatorias y fiscales necesarias para el desarrollo del proyecto”. Lo que omite la compañía energética es lo que podría trabar el proyecto: la reforma de la Ley 3308 fue judicializada por la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas y se encuentra bajo la órbita de la Corte Suprema de Justicia. Si los supremos fallan a favor de los ambientalistas, el proyecto podría demorarse o incluso caerse.
contra del puerto petrolero en el Golfo San Matías
La confirmación de que YPF y Petronas desarrollarán el proyecto GNL en Río Negro fue ayer, pero el rechazo de un grupo de ambientalistas es previo. Desde el Instituto de Conservacion de Ballenas (ICB) advierten desde enero de este año las posibles consecuencias de la ejecución del proyecto en Sierra Grande y Punta Colorada.
“El proyecto podría tener impactos irreversibles para la población de ballenas francas australes que utilizan como área de cría y reproducción los Golfos Norpatagónicos. Las ballenas hacen un uso intensivo de las áreas costeras y el seguimiento satelital ha demostrado la conectividad entre los Golfos Norpatagónicos y el uso de este área por parte de los individuos de esta especie”, aseguró la ingeniera agrónoma del ICB, Roxana Schteinbarg.
Las ballenas, monumento natural nacional, no son las únicas amenazadas. “Las monoboyas petroleras amenazan a más de 150 especies marinas únicas en la región. Es importante destacar que el Golfo San Matías junto con los Golfos Nuevo y San José conforman una biorregión, llamada Golfos Norpatagónicos, que se destaca por su gran biodiversidad”, explica el ICB en su comunicado.
No son las únicas objeciones ambientales. El oleoducto que llegará a Sierra Grande, y el puerto de Punta Colorada estarán a solo 30 kilómetros de Península Valdés, un área protegida y declarada de patrimonio mundial por la UNESCO. La sola exploración de cuencas offshore en el Mar Argentino, 400 kilómetros mar adentro de las costas bonaerenses trajo un importante rechazo ambientalista, un fallo judicial a favor de sus reclamos y fue tema de debate por meses. Es de esperar que éste proyecto tenga aún más polémica.
Fuente: Infocielo