Hilario Ascasubi, según estimaciones recientes, se enfrenta a una invasión de unos 70.000 loros, unos 17 por habitante. La situación ha llegado a tal punto que las calles amanecen cubiertas por los excrementos de estas aves, especialmente bajo las líneas eléctricas, requiriendo una limpieza diaria por parte del personal municipal.
Los intentos de los vecinos por controlar la población de loros han sido variados y creativos. Desde dispositivos que emiten bombas de estruendo hasta una campaña de “espanto” donde se alienta a los residentes a hacer ruido, como golpear las columnas de alumbrado público. Incluso las campanas de las iglesias se suman al esfuerzo, sonando a horas determinadas.
Las medidas tomadas para enfrentar esta plaga no se limitan al ruido. En Pedro Luro se han instalado luces láser que, durante la noche, emiten un haz de luz verde sobre la localidad sureña.
A pesar de estos esfuerzos, los servicios de electricidad e internet han tenido que adaptarse, incrementando los costos para los proveedores. Los tendidos eléctricos ahora requieren más postes para evitar colapsos, y los cortocircuitos ocasionados por los loros al tocarse entre ellos son una preocupación constante.
Los cortes de internet se han vuelto frecuentes, ya que los loros también dañan las líneas de fibra óptica con sus picos afilados. Además, los galpones son otro objetivo de los loros, que los invaden y comienzan a picar y ahuecar los bloques para anidar.
La lucha contra los loros continúa, y aunque se han probado diversas estrategias, incluyendo la reproducción del “ruido de espanto” que emiten los loros al levantar vuelo ante un peligro, por ahora, los loros parecen tener la ventaja en esta singular batalla.
(InfoVillarino)