Entre los docentes de escuelas secundarias crece la preocupación por el avance de las apuestas deportivas, los casinos online y las loterías virtuales entre los adolescentes. En los casos más graves, los especialistas hablan de ludopatía digital o ciberludopatía. “Se trata de una adicción que afecta a todas las clases sociales con mayor incidencia en la adolescencia, especialmente entre los varones”, señala un informe del programa Con Vos en la Web, del Ministerio de Justicia de la Nación.
Si bien no hay estadísticas oficiales al respecto, el tema empezó a ser tema de conversación en las salas de profesores y en los espacios de actualización docente. Y abre un nuevo debate: ¿qué es lo que debe –o puede– hacer la escuela?
Por ley, en Argentina no está permitido que los chicos menores de 18 años participen en apuestas. Sin embargo, muchos suelen falsear datos para hacerlo. En Jugadores Anónimos ahora admiten a menores de 18. En los grupos a los que asisten los jugadores y sus familiares comienzan a aparecer adolescentes de 14 o 15 en busca de ayuda.
“Se incrementó mucho la ludopatía en adolescentes. Antes no lo veíamos, ahora empiezan a venir a los grupos”, cuenta Laura, que hace 18 años asiste a Jug-Anon (un grupo de autoayuda para familiares y amigos de jugadores compulsivos) para acompañar la recuperación de su marido. “Muchos papás se acercan pero no duran. Cuando les decimos que es una enfermedad y empiezan a escuchar, deciden irse”, describe Laura.
Las apuestas online se sumaron a la larga lista de demandas que ya tenían las escuelas. ¿Qué es lo que se puede hacer desde el aula? En todas las respuestas aparece en primer lugar el diálogo. Pero también una aclaración: el problema surge fuera de la escuela y, sin un abordaje que involucre a otros actores –empezando por la familia–, es poco lo que se puede lograr.
En el aula la cuestión puede abordarse en el contexto de las reflexiones sobre la ciudadanía digital. También en Economía, en espacios de educación financiera, o en el marco de la Educación Sexual Integral, repensando por ejemplo la asociación entre masculinidad y dinero rápido, o visibilizando quiénes son los adultos y empresas que están ganando el dinero que pierden los jóvenes en sus apuestas.
(Infobae)