El presidente Javier Milei encara esta semana una agenda marcadas por las relaciones internacionales de la Argentina y con foco en los Estados Unidos, Israel, Italia y el Vaticano. Claro, sin despegar los oídos de lo que irá ocurriendo con la Ley Ómnibus en el Congreso.
La actividad del mandatario argentino comenzará hoy cuando se reúna con el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, Brian Nichols.
Se prevé que se discutan los acuerdos comerciales entre ambos países en un clima de distensión. “Me reuniré con Javier Milei y hablaré con una amplia gama de argentinos, trabajaré para expandir nuestros lazos comerciales y, con suerte, tendré tiempo para disfrutar algo de la mundialmente famosa cultura argentina y comercio”, escribió el funcionario estadounidense en la red social X, recibiendo un retuit del propio Milei.
Javier Milei viaja a Israel, Italia y el Vaticano
La primera escala de la gira internacional es Tel Aviv. Lo acompañarán la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei; la canciller Diana Mondino y el rabino Axel Wahnish, designado embajador en Israel. Milei visitará además Jerusalén y permanecerá en el país durante cinco días.
No han habido precisiones sobre los objetivos del viaje pero se interpreta como un gesto diplomático para afianzar las relaciones entre ambos países y un alineamiento de la Argentina con Israel en torno a los conflictos de la región.
La segunda escala será Italia, donde se reunirá con la primera ministra Giorgia Meloni, para encontrarse finalmente con el Papa Francisco en El Vaticano.
El Papa Francisco lo espera
Milei fue invitado por el estado papal para asistir a la misa de canonización de la beata María Antonia Paz de Figueroa, que se convertirá en la primera santa argentina.
Luego habrá tiempo para un encuentro privado entre Milei y Francisco quien se mostró preocupado porque, dijo, “la gente está sufriendo” un momento “difícil en el país”.
Milei y Francisco tienen una relación complicada que debieron encarrilar. El Presidente debió pedir perdón por algunos exabruptos que tuvo hacia Bergoglio en declaraciones televisivas y recibió a cambio la salutación y la invitación para la reunión que tendrá esta semana.