Celeste Castillón estaba junto a su marido Ariel Baldi (45) y su hijo Benicio (5), en Bahiense del Norte, donde iban a ver a su hija Lola realizar una presentación de patín.
Cuando el techo de la institución se desmoronó producto del temporal, parte de su familia perdió la vida en el trágico episodio que dejó 13 personas fallecidas.
Hoy, pasado el mes, Celeste vuelve a abrir el negocio familiar para volver a poner en pie todo lo construido. “Es mi sustento, con lo que tengo que mantener a mi hija y el hijo más pequeño de mi pareja, si no trabajamos, no comemos”, expresó.
El lavadero que llevaba adelante junto a su marido, volvió a abrir las puertas en Villa Mitre, Chiclana al 1500. “Siempre digo, lo de mi marido me duele pero lo de mi hijo no tiene explicación. Nunca le voy a encontrar lógica. Es una desesperación y me lleva a lugares oscuros donde yo sólo se lo que siento y lo que me pasa”, relató.
Lola, su nena de 9 años, hace el duelo a su ritmo y es el gran sustento de Celeste para seguir adelante. “Lola es mi motor y por la cual me tengo que levantar todos los días. Me han criticado de que soy fría cuando hablo, pero ¿de qué sirve el morbo? Yo solo sé lo que paso en la intimidad”.