Si bien las grandes compañías de consumo masivo intentaron trasladar a sus listas de precios las subas de costos que registraron a partir del salto del 22% del dólar oficial, finalmente tuvieron que retrotraerlas para enviar apenas 5% de incremento el mes pasado, a partir de las negociaciones que tuvieron con el Gobierno, para algunos artículos controlados.
Los supermercados adheridos a la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (Cadam) tampoco aceptaron los primeros listados de las grandes firmas, por lo que también en estos casos hubo una marcha atrás de las subas iniciales, que oscilaban entre 15% y 25%, según la empresa y el producto. Pero no ocurrió lo mismo con otros canales, que están menos controlados y donde los dueños buscan recomponer los márgenes que pierden respecto del resto del mercado.
De todos modos, ya el hecho de que el almacén de barrio o autoservicio no compre de forma directa (salvo excepciones como las marcas de Mastellone, Quilmes o Danone) hace que no puedan competir de igual a igual con las grandes cadenas. Partiendo de esa realidad, la ya acalorada inflación sumada a la reciente devaluación generó una mayor distorsión en los precios y una necesidad de empresas y comerciantes de trasladar fuertes subas de costos y, de paso, también cubrirse frente al actual contexto de incertidumbre.
Los traslados de la devaluación a las góndolas se hicieron sentir y ya lo reflejaron varias consultoras que relevan precios. En el caso de EcoGo, la tercera y la cuarta semana de agosto mostraron subas de entre 4,8% y 5,8%, respectivamente, respecto de la semana previa, y para el mes entero se proyectó una suba de 13 puntos en el rubro. “Si consideramos además la evolución de los alimentos consumidos fuera del hogar (12,2%), la inflación en alimentos alcanzaría el 12,9%. En cuanto a la inflación general, se ubicaría en 11,6% mensual, marcando un salto de 5,3 puntos respecto al dato de julio (6,3%)”, informó la consultora.
(Infobae)