El Día Nacional de la Seguridad Vial se instauró el 10 de junio, porque en el año 1945 fue esa la fecha en la que se cambió el sentido de tránsito en el país.
La génesis de instaurar un día en especial para que todos reflexionemos sobre la forma en que conducimos e interactuamos con los demás en las calles, no es privativa de Argentina. A nivel global también se celebra la Semana Mundial de las Naciones Unidas para la Seguridad Vial en el mes de mayo. Este año fue en la tercera semana, entre los días 15 y el 21 de mayo. En el mundo entero, la preocupación por la cantidad de víctimas del tránsito es una preocupación y una ocupación.
¿Qué pueden hacer ciudadanos para contribuir a una mejor seguridad vial sin tener que esperar que las acciones provengan de los gobiernos u organismos oficiales?
1 – Respetar la velocidad máxima
Como generalidad, la Ley Nacional de Tránsito dice que la velocidad máxima en zona urbana es de 40 km/h para calles y de 60 km/h para avenidas. Pero según cada jurisdicción estos valores pueden ser de 30 km/h para calles o de 70 km/h para avenidas. Cuando se trata de zonas escolares, la velocidad máxima es de 20 km/h. En autovías urbanas es más complejo estandarizarlo, pero puede ser desde 80 km/h hasta 100 km/h, y en autopistas entre 100km/h y 130 km/h. Siempre hay que estar atentos a la señalización, incluso circulando por la misma vía, porque cambian las velocidades de acuerdo a las zonas por las que atraviesa.
2 – Respetar las indicaciones del semáforo
Parece muy simple pero aun así es la segunda falta de tránsito más reiterada. El semáforo es un ordenador del tránsito muy necesario, que nació como una respuesta a la necesidad de evitar colisiones en las esquinas. Hoy, con los contadores de cuenta regresiva que cada día se siguen incrementando como complemento visual de las luces, es más sencillo aún.
3 – Señalizar las maniobras
Parte del escenario vial cotidiano es la interacción con los demás vehículos que circulan por las calles. Los cambios de dirección, cambios de carril, las detenciones anticipadas en lugares en los que el tránsito no se detiene normalmente salvo por imprevistos mecánicos, por un incidente adelante o simplemente para estacionar o ingresar a un garage o una estación de servicio, son causales de accidentes porque cortan imprevistamente el flujo del tránsito.
Para que estas maniobras no sorprendan a quiénes están detrás, simplemente hay que advertirlas con la mayor anticipación posible.
4 – Respetar las prioridades
Los peatones primero y las bicicletas después, son quienes tienen prioridad de paso por razones obvias: su indefensión física en comparación con la de un automóvil. Si al llegar a una esquina hay personas comenzando a cruzar o a punto de hacerlo, se debe frenar el vehículo para que lo puedan hacer. Lo mismo sucede al doblar una esquina, cuando los peatones están comenzando a cruzar porque los habilita el semáforo específico para ellos. Hay que esperar y luego pasar.
Las prioridades no son sólo referidas a los peatones y ciclistas o usuarios de monopatines. Entre los automóviles también. Si se llega en una situación de simultaneidad relativa a una esquina sin semáforo, la prioridad la tiene que viene del lado derecho, por lo que quién está a la izquierda debe frenar. En cambio, si la intersección es la de una calle con una avenida, tanto de uno como de dos sentidos de circulación, la prioridad la tiene siempre quién viene por la avenida, incluso si viene desde la izquierda. En una rotonda, la prioridad la tiene quien ya está circulando por la misma y quién ingresa debe esperar que pase por delante suyo. No es correcto entrar a una rotonda y obligar a quién viene transitando por ella a frenar.
5 – Hacerse visibles para todos
No es una norma en sí misma, sino una condición que contribuye a mejorar la situación vial general. Es muy distinto ver un vehículo con suficiente distancia que verlo a último momento. Para eso, es fundamental conducir con luces encendidas siempre, en todo momento, y no únicamente de noche. Tanto de día como de noche, las luces bajas aseguran ser vistos incluso para quiénes no dedican tiempo a mirar si viene alguien. Se da en un peatón, pero también en el espejo retrovisor de otro automovilista o al llegar a una intersección
6 – No usar el celular al conducir
La distracción al volante puede ser fatal porque mientras los ojos salen del parabrisas, el pie derecho sigue apoyado en el acelerador. Un auto pesa entre 1.500 y 2.000 kilos y la inercia depende de la velocidad. No ser consiente de esa masa que avanza sin nadie que esté mirando su recorrido, aunque sea por tres segundos es alarmante, y quizás por eso ocurre cada vez con mayor frecuencia. La innecesaria urgencia por leer y/o contestar un mensaje de pasa a ser una absoluta insignificancia ante un accidente de tránsito y sus consecuencias. Y muchísimo más ridículo es cuando se lesiona o causa la muerte a otra persona.
La tasa que publica la organización sin fines de lucro “Luchemos por la Vida” respecto a 2022 muestra una cifra de 6.184 fallecidos en accidentes viales, lo que arroja un promedio de 17 por día, que es mayor a la de 2021, cuando fueron 5.957 personas que perdieron la vida en siniestros viales.
(Infobae)