En tiempos en que la inflación viaja al 108% interanual según el último dato de abril difundido por el Indec, con un alza mayor en el precio de los alimentos, salarios que corren por detrás del costo de vida –tanto para los sectores formales como informales-, y un escenario pre electoral por demás incierto, los reclamos laborales de los asalariados aumentaron en intensidad. Así lo definió la Universidad Torcuato Di Tella (UTDT) que elabora un índice de conflictividad (ICL). En el bimestre marzo – abril, hubo un alza del 39% en relación al mismo período del año pasado.
La UTDT construye este índice de acuerdo a las negociaciones paritarias de cuatro grandes sectores: transporte, construcción, industrias manufactureras, y comercio. Este conjunto representaría alrededor del 57% del empleo formal en el país, aunque dentro de estos rubros también se perciben alto grados de informalidad.
“El poder adquisitivo del ingreso laboral promedio sufrió una reducción de 8,6% entre el cuarto trimestre de 2019 y el mismo trimestre de 2022. Más aún, dado que el ingreso laboral ya había sufrido un deterioro más fuerte durante la crisis socioeconómica de 2018 y 2019, cuando se compara el último trimestre de 2022 con el mismo trimestre de 2017, la caída real resulta del 26,3%”, indicaron desde el Centro de Investigación y Formación de la República Argentina (CIFRA).
El empeoramiento real de los ingresos de los hogares provocó un aumento en el nivel de pobreza, tal como lo destacó el propio Indec en su último informe semestral. Pero también un alza de trabajadores con ingresos que no llegan a cubrir una canasta básica.
En este sentido, la distancia entre los ingresos percibidos por un trabajador en relación de dependencia dentro del sector privado y otro no registrado sería del 92%, según otro estudio del Instituto de Economía de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE). Los asalariados formales recibirían, en mano, un promedio de 211.797 pesos mientras que las personas que se desempeñan en la informalidad obtendrían ingresos por 110.210 pesos, muy por debajo del costo de una canasta básica total.
En caso de tomar los ingresos por grupo familiar, la brecha saltaría al 97%. Las familias que se desempeñan en trabajos no registrados obtendrían una remuneración, promedio, de 188.459 pesos frente a los 372.273 pesos para quienes se desempeñan en un ámbito formal.
De acuerdo al último dato del Indec sobre la valorización de las canastas básicas alimentarias y total, una familia tipo integrada por cuatro personas necesitó reunir 203.000 pesos para no caer en la pobreza.
(eldestape)