Lesiones físicas permanentes, embarazos no deseados, abortos provocados, problemas ginecológicos, infecciones de transmisión sexual o depresión son algunos de los impactos que tienen las violencias de género en mujeres, niñeces y LGBTIQ+, y que el personal de salud puede detectar en quienes recurren a una consulta médica, según un Manual Clínico con herramientas para atender estas situaciones que presentó este lunes el Ministerio de Salud.
“Atención integral de la salud ante situaciones de violencias por motivos de género. Herramientas para equipos de salud” es el nombre del material dirigido a todas las personas que integran equipos sanitarios que se presentó en el salón Ramón Carrillo de la cartera sanitaria con la presencia de autoridades nacionales y de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud en la Argentina.
Cómo preguntar si se sospecha una situación de violencia por motivos de género, cómo ayudar a las personas en esa situación con determinadas manifestaciones emocionales y cuáles son los indicadores para la valoración del riesgo y de alto riesgo, son los ítems desarrollados el material.
También brinda pautas sobre cómo elaborar un plan de cuidados, la consideración de la denuncia como estrategia y la importancia de tener recursos locales para el abordaje y acompañamiento.
Además, desarrolla pautas de atención de la salud ante situaciones de violencia de género, aporta especificaciones para la verificación en el examen físico y explica cómo hacer el seguimiento después de una agresión sexual y la atención correspondiente.
Asimismo, tiene un apartado sobre atención clínica para niñez y adolescencia ante una violación u otro tipo de contacto genital que incluye prestar atención a indicadores de violencia sexual, realizar la valoración del riesgo, ofrecer escucha activa y contener durante la entrevista y el examen físico.
Atención integral
El manual incentiva a trabajar de manera interdisciplinaria e integral en articulación con los organismos de protección de derechos, garantizando el interés superior de niñeces y adolescencias, como también evaluar estrategias de resguardo, realizar la denuncia penal y la atención integral.
El instrumento oficial incorpora el apoyo de primera línea identificado como ANIMA. Cada una de las letras de la palabra resume cinco intervenciones básicas: Atención al escuchar; No juzgar y validar; Informarse sobre las demandas y preocupaciones; Mejorar las estrategias de cuidados, y Abordaje en red.
Asimismo, el manual cuenta con un capítulo de atención ante padecimientos mentales, considerando que muchas personas que atraviesan situaciones de maltrato tienen dificultades para reanudar sus vidas y lograr autonomía.
El manual es una adaptación de uno similar elaborado por la Organización Mundial y Panamericana de la Salud (OMS/OPS).
El años pasado la OMS publicó un informe donde identificó que el 42% de las mujeres víctimas de violencia refieren alguna lesión a raíz de esta situación, y consideró que también puede ocasionar embarazos no deseados, abortos provocados, muertes fetales, partos prematuros, nacimiento de bebés con bajo peso, problemas ginecológicos e infecciones de transmisión sexual.
Las distintas manifestaciones de la violencia pueden ser causa de depresión, estrés postraumático y otros trastornos de ansiedad, insomnio, trastornos alimentarios e intentos de suicidio, añadió el organismo internacional.
Entre los efectos sobre la salud el estudio incorporó las cefaleas, los síndromes de dolor (de espalda, abdominal o pélvico crónico), trastornos gastrointestinales, limitaciones de la movilidad y mala salud general.
El manual que se dio a conocer destaca en la introducción que las violencias de género “constituyen un problema sociosanitario con repercusiones inmediatas y duraderas, que pueden o no, resultar visibles y ponen en riesgo la integridad física y psicológica, así como la autonomía económica y social, requiriendo un abordaje integral”.
Y resalta que la violencia de género “está naturalizada y quienes la atraviesan no siempre pueden formular explícitamente demandas de acompañamiento y atención” ante las personas cercanas o cuando acuden a una institución de salud.
Por eso, quienes integran los equipos de salud “pueden ser las primeras personas a quienes las mujeres, LGBTIQ+ y niñeces y adolescencias expresen su situación de violencia”.
El manual fue desarrollado por el Ministerio de Salud, con la coordinación de la Dirección de Géneros y Diversidad, en conjunto con la Dirección de Salud Perinatal y Niñez y la Dirección de Adolescencias y Juventudes.
La presentación se dio a pocos de días de que el Senado aprobará a fines de octubre y convirtiera en ley un proyecto que incorpora las prestaciones asociadas al abordaje integral de la violencia de género al Programa Médico Obligatorio (PMO) de la medicina prepaga y las obras sociales.
La iniciativa incluye la cobertura total e integral de las prácticas preventivas y terapéuticas.
En ese sentido, se incorporarán todas las terapias médicas, psicológicas, psiquiátricas, farmacológicas, quirúrgicas, y toda otra atención que resulte necesaria o pertinente.
Fuente: Télam.