Desde este domingo 25 de septiembre cuando se oculte al sol, hasta el martes 27 cuando aparezca la primera estrella, los judíos celebrarán el Rosh Hashaná, su Año Nuevo o “Cabeza del Año” según la traducción literal. Comienza luego de la finalización del mes que llaman Elul, que da paso al Tishrei, primer mes del año 5783. Este tiempo se cuenta desde la creación del ser humano según el Génesis en la Torá.
Las sinagogas están abiertas, y en el Año Nuevo hay rezos especiales. El condimento fundamental es que durante esos rezos se toca el Shofar, un cuerno de carnero hueco, algo así como un instrumento de viento. Funciona como un despertador espiritual, algo que viene a despertarnos de nuestro letargo. Viene a decirnos que es el Día del Juicio y es el momento en el que nos comprometemos a cambiar y a reflexionar.
Hay comidas festivas. En la cena de Rosh Hashaná hay diversos símbolos que distintas comunidades judías han desarrollado a lo largo del tiempo. El más universal y conocido, uno que todas las comunidades tienen, es comer manzana con miel. La miel es para tener un año dulce y la manzana tiene muchos significados cabalísticos. En la Biblia es símbolo del amor eterno entre Dios y el pueblo de Israel. Y comer un fruto simboliza la idea de que sea un año fructífero, dulce y lleno de amor.
A partir del día del Rosh Hashaná empieza un período de diez días que termina en el Día del Perdón, Yom Kippur. Son los días de arrepentimiento, cuando uno tiene que revisar sus acciones y si ofendió al prójimo ir a pedirle perdón. A lo largo de la jornada del Día del Perdón se hacen cinco confesiones muy detalladas. Pero obviamente, uno puede pedir todos los perdones que quiera verbalmente, los puede pedir en el rezo o en la Sinagoga, pero si uno ofendió a un ser humano, se lo tiene que pedir a esa persona, nadie puede perdonar por él.
(Infobae)